Cómo elegir las zapatillas de padel perfectas
Los factores que influyen en la buena realización de la práctica del padel son muchos, más allá de la buena realización de los ejercicios y entrenamientos, los materiales de los que hacemos uso deben tener unas características determinadas para sacarle el máximo potencial a nuestro juego. De entre los muchos elementos que usamos (la pala, la ropa…) el calzado es uno de los más importantes, y al mismo tiempo uno de los que más pasamos por alto.
Ir bien equipados en este sentido a la pista es fundamental para prevenir lesiones y sobre todo para lograr mayores beneficios, por lo que no debemos prescindir de este complemento y utilizar cualquier zapato deportivo que tengamos por casa.
Cuando compremos unas zapatillas debemos analizar su forma y su composición en varios aspectos, de esta forma veremos si son adecuadas para su uso. En primer lugar, hay que fijarse en la suela. Es imprescindible que esta tenga un grosor notable, y según si practicamos pádel más en pistas con mucha o poca arena, sería recomendable que fueran suelas de espiga u Omni, respectivamente, pues están diseñadas justamente para estas condiciones. En segundo lugar, hay que echarle un vistazo al interior de la zapatilla, pues aquí comprobaremos si es acolchado y transpirable, capaz de aguantar todo el movimiento y la actividad que realizaremos. Del mismo modo, cuando nos los probemos hay que comprobar que tienen una sujeción robusta, para evitar deslizamientos que puedan causarnos lesiones, y que la amortiguación es adecuada, pues es esta la que más ayudará a nuestras rodillas a no sufrir demasiado en la pista.
Una vez las zapatillas hayan superado estas pruebas, lo siguiente que deberíamos considerar es la comodidad, pues evidentemente tenemos que estar cómodos y sentir que el zapato se adapta a la forma de nuestro pie.
En definitiva, parecen muchas las necesidades a cubrir por nuestro calzado, pero aunque tengamos que invertir un poco más de tiempo en buscar aquel que sea perfecto para nosotros, a la larga comprobaremos que nuestro cuerpo y nuestro juego lo agradecen.